Resumen acerca de la lectura Sempronio.
Sempronio
ACTO PRIMERO
Habitación en casa de
Sempronio. Pocos muebles, humildes. Una silla en el centro de la escena dando
frente al público. A un costado, una pequeña mesita para planchar ropa. Al
levantarse el Telón, nadie. Lentamente, entra Sempronio. Es un hombre que pasa
algo delos sesenta años. Toma su silla y se coloca frente al público. Mira
distraídamente hacia adelante. Silba. Queda así.
Olga. (Arreglando ropa.)
Ahora ya no hace falta la calefacción. Los
días vienen más
templados...
Sempronio. (La mira y esboza
una sonrisa.) Nunca se sabe. De pronto
llueve y refresca.
Olga. (Termina de acomodar
la ropa. Vuelve a tomar la plancha.
Se acerca a Sempronio, que
continúa silbando bajito, y le coloca
el enchufe entre la camisa
y el cuello. Todo esto con mucha
normalidad, sin tratar de
destacarlo expresamente.) A ver... ladea
un poco más el cuello, por
favor... (Sempronio obedece.) ¿Te
molesta?
Sempronio. ¡No! ¡Qué idea!
¡Cómo me va a molestar! (Sonríe.)
Olga. No... pero el lunes
me apretaste demasiado el enchufe y casi
quemas la plancha. (Espera
un instante con la plancha en la
mano. Luego moja su dedo
en la lengua y toca ligeramente
la plancha, para probarla.
Retira el dedo rápidamente como
si oyera el clásico
chasquido.) ¡Ya está! (Le deja conectado el
enchufe y comienza a
planchar. Habla sin mirar a Sempronio.)
¡Sempronio!...
Sempronio. Sí...
Olga. Convendría que
hablaras con Susanita...
Sempronio. (Un poco
alarmado.) ¿Con Susanita? ¿Qué le ocurre a la
nena?
Olga. Como ocurrirle...
nada. Pero se está entusiasmando mucho con el
baile, y me parece
demasiado chica todavía, para estas cosas.
Esto fue un ejempló de la conversación
que tuvieron
Olga. Yo no quiero un
recibo. Yo quiero a mi viejo. (Llora.)
Diego avanza un paso y
Sempronio lo contiene.
Sempronio. Quieto, Diego.
El señor cumple órdenes. Ya se arreglará todo. (A los hijos.)
Cuiden mucho a su mamá.
Vos, Diego... decirle a los muchachos del club que
disculpen... (Se le
arrojan a los brazos.)
Diego. Moveremos cielo y
tierra para sacarte.
Susanita. ¡Papito!
Olga. ¡Vuelve pronto,
viejo!
Sempronio se desprende dulcemente
y camina hacia la escalera. Van bajando. Sale. En
la ventana los tres
asomados, están tristes y caídos.
Olga. Nena, cerrá esa
ventana.
Susana, muy triste, va
desenrollando en el aire la cinta que baja la cortina imaginaria.
Coincidiendo con ello, en
lugar de la cortina de la ventana, cae lentamente el telón.
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